¿Qué hacemos con Maisie? está construida alrededor de un simple concepto: la singular perspectiva de una niña de seis años que se encuentra en medio de una historia turbulenta. Llegamos a conocer a cada uno de los personajes a partir de sus interacciones con Maisie.
Es un punto de vista inocente y generoso que infusiona el filme con su ligereza –una ligereza sorprendente, dados los acontecimientos que se suceden. Y es precisamente esta ligereza lo que nos llevó a emprender el proyecto. ¿QUÉ HACEMOS CON MAISIE? narra la emotiva historia de una situación dura en la vida, pero logra capturar el espíritu de esperanza y optimismo; y hasta nos hace reír.
Y aun así, en ningún momento cae en sentimentalismos. La inocencia de Maisie hace que su historia tenga una verdad natural, del mundo real. Su simple perspectiva de la vida procede de sus ojos transparentes que capturan las dificultades a la vez que la diversión y el absurdo. Y también un poco de lo que hace que las cosas salgan bien de vez en cuando.
Además, estamos también entusiasmados con los retos y oportunidades que tiene el hecho de que sea una niña la que cuenta la historia, al expresar su punto de vista cinematográficamente, y no diciendo al espectador lo que Maisie debe estar sintiendo en cada momento, sino capturando un poco del aspecto, la sensación y el sonido que se percibe siendo esa niña. Una niña que busca su propia voz susurrante en un mundo lleno de ruido.